Este batido cremoso de ruibarbo es simplemente exquisito. Es dulce, pero a la vez es ácido, y de una textura sedosa y cremosa irresistible.
El ruibarbo está a medio camino entre la fruta y la verdura, tiene aspecto de verdura pero sabor de fruta. Los tallos de ruibarbo se parecen al apio, pero con un brillante color verde y rojo. Y su sabor es ácido, con cierto parecido al sabor de la grosella (por dar una referencia). Ojo que sólo son comestibles sus tallos porque sus hojas son tóxicas al contener grandes cantidades de ácido oxálico. De hecho se venden sin las hojas.
Se recolecta en primavera y aunque aquí en España es bastante difícil de conseguir, en el resto de Europa es muy popular, y los pasteles, tartas, mermeladas y batidos de ruibarbo son muy habituales. Yo lo probé por primera vez hace años en Inglaterra, en un típico “rhubarb pie”, y hasta ese momento nunca había oído hablar del ruibarbo. Ahora cuando por trabajo viajo a Francia siempre intento procurarme alguna "tartelette au rhubarb", porque me encanta esa combinación ácida y dulce.
El ruibarbo fresco en España lo podrás encontrar en fruterías especializadas o tiendas de productos gourmet. Yo lo compré en Gold Gourmet. Tiene una temporada bastante corta, limitada a los meses de abril y mayo. A partir de Junio ya es complicado encontrarlo. Así que si te gusta y lo encuentras fresco puedes comprar más cantidad y congelarlo. En esta entrada de la web Directo al Paladar explican cómo congelar el ruibarbo: "Se debe congelar por contacto, es decir, sin tapar en el congelador durante un rato. Y una vez congelados embolsarlos bien cerrados y mantenerlos durante un máximo de seis meses."