Una de las mejores cosas del otoño son la inmensa variedad de setas de las que podemos disfrutar, así que ¡vamos a aprovechar la temporada y a cocinar!
No solía hacer muchas croquetas en casa, en primer lugar porque no había conseguido dar con una buena receta para que quedaran en su punto: ni muy blandas que no hubiera forma de manejarlas, ni muy duras que parecieran cemento. Ni tampoco me quedaban muy ricas, la verdad :-/ Además me parecía una receta muy laboriosa, y lo cierto es que un poco lo es, pero merece la pena porque te salen muchas, y congeladas quedan estupendas, y tienes a mano una cena rápida o un aperitivo fabuloso ;-D
Con estas cantidades te salen unas 50 croquetas pequeñas (alguna menos si te gustan más grandecitas). Para congelarlas yo las pongo en una bandeja un par de horas cubiertas con film, y una vez que se han puesto duras, las paso a una bolsa. Así no pierden la forma y me ocupan mucho menos en el congelador.
Esta receta de croquetas de setas puedes hacerla con cualquier tipo de seta, yo usé setas de cardo, o también puedes adaptarla al relleno que te guste, de hecho está basada en esta receta de croquetas de gambas del blog webosfritos, que adoro. Si no lo conoces pásate, no hay receta que salga mal ;-)
Para mí es la receta de croquetas perfecta, la proporción justa de relleno, y una bechamel en su punto, manejable pero jugosa. Y para el sabor el secreto está en utilizar buena materia prima, y enriquecer la bechamel con un poquito de caldo. Te quedarán deliciosas, ya verás ;-)
En una sartén calentamos el aceite de oliva y sofreímos las setas. Las reservamos. En el mismo aceite sofreímos la cebolla bien picadita. Añadimos la harina y la tostamos bien unos minutos. Añadimos la leche, el caldo y la sal. Bajamos un poco el fuego y removemos con unas varillas continuamente para deshacer todos los grumos. Incorporamos las setas y dejamos reducir unos minutos hasta que espese. Echamos la masa en un recipiente, de manera que no nos quede demasiado extendida, con un grosor de unos 3 cm. Y dejamos enfriar completamente. Con la masa fría y ayudándonos de dos cucharas vamos formando las croquetas. Las rebozamos con huevo y pan rallado y las freímos en abundante aceite.